lunes, 15 de febrero de 2016

Camina como un hombre...!!!!




“Revestíos todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes” (1Ped 5-5)








Al parecer hoy en día es más importante la forma o manera como caminamos o nos desplazamos, refiriéndose  a si levantamos los hombros o si mantenemos la cabeza erguida, la manera en que ponemos un pie delante del otro, pero no es este el tema que hoy me  ocupa, más bien quiero referirme al estilo en que nos enfrentamos a la vida.

Recientemente un  hombre, que se convirtió en un icono de igualdad, Nelson Mandela, el más insigne símbolo de la resistencia contra el apartheid sudafricano,  falleció el 5 de diciembre de 2013,, cerrando una historia de 95 años de vida marcada fundamentalmente por el encarcelamiento, la aflicción y luego la gloria.


Esta noticia produjo en mi, una exhortación a la reflexión, de como debiera uno de caminar por la vida y si bien el camino de Mandela es un ejemplo de un hombre que vivió por los demás y sus ideales y que indudablemente podemos catalogar como un santo, pienso que el máximo referente hasta hoy en día es Jesús, y para ello citare las palabras de Mandela ““Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra”.
Pienso que la manera en que caminamos en esta vida es lo que determina la forma en que influimos en la vida de lo demás, lo que me hace mencionar en primer lugar la Humildad ese valor y virtud practicada  por muchos que han decido tomar la senda del Amor  y el servicio a los demás.
¿Pero porque cuesta tanto ser humilde? ¿Por qué nos cuesta tanto dejar de pensar en que perderemos el orgullo? “Maldito orgullo que vive en nosotros”, culpable de tantos resentimientos, y fuente de violación de mis obligaciones con Dios y mi prójimo.


Siempre estamos deseando que nos traten mejor de lo que nos merecemos, queremos que nos miren como personas exitosas, buscamos que los demás  nos miren como hombres santos y nos arrodillamos contritos en el templo no para Dios, sino para que otros nos vean.
Cuanta ira nace en nosotros cuando pensamos que nos han violado el derecho de ocupar cierto sitio  y como nos frustra cuando no se cumplen nuestros propósitos de ser visto como personas ideales para todo.
“Maldito orgullo que vive en nosotros”, porque nos deja sin amor a nuestros hermanos y nos hace ser indiferentes, débiles, fascinados por criticar y juzgar a otros para que los vean menos responsables que nosotros. Pienso que si he de caminar como un hombre en esta vida he de caminar con humildad afirmando la senda del amor y de la paz.



Que el amor sea en ti y en tod@s.






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