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domingo, 20 de abril de 2025

🎨 El Arte: Reflejo del Alma y Camino de Elevación

 








Por Ulises Jesús – Día Mundial del Arte

Mi concepto del arte es simple y profundo a la vez: el arte es la belleza que habita en nosotros y que, al no poder ser contenido, se manifiesta en Múltiples formas . Es una expresión de lo más íntimo del ser. Por eso, cada acto artístico auténtico es, en esencia, un acto de desnudez del alma, una forma de mostrarnos tal cual somos: sensibles, imperfectos, humanos.

Hoy, los medios electrónicos han democratizado la creación y la difusión. Millones tienen acceso a compartir su creatividad, lo cual es valioso. Pero también hemos caído en una sobreabundancia de contenido superficial, muchas veces vaciado de sentido, impulsado por intereses comerciales y egocéntricos.

Géneros como el reguetón, las narco-novelas o el cine comercial de fórmula rápida, si bien reflejan realidades culturales y merecen ser comprendidos en su contexto, no siempre representan lo mejor de nuestra humanidad. Apuntan más a la gratificación inmediata que a la reflexión profunda o al crecimiento espiritual.

Vivimos una época de intercambio cultural sin precedentes, pero cuando los valores económicos dominan, se prioriza lo vendible por encima de lo valioso. Se empujan al olvido tradiciones locales, se diluye el arte verdadero, y en su lugar florece un entretenimiento que perpetúa modelos mentales que poco tienen que ver con la dignidad, la compasión o la belleza.

El arte, en su forma más pura, debería conectarnos con nuestras verdades internas , sirviendo como puente hacia nuestros anhelos más elevados. Por eso, necesitamos rescatar su esencia. Urge promover un diálogo más profundo sobre lo que creamos y consumimos. Necesitamos plataformas que valoren el arte que impulsa la conciencia, la reflexión y la belleza interior.

Desarrollar un público crítico y selectivo es clave. Cuando el espectador busca obras que lo desafíen y lo enriquecen, el artista se ve impulsado a ir más allá de lo fácil, más allá de lo inmediato. Se crea así un círculo virtuoso : un público educado eleva el arte, y el arte eleva a ese público.

Para lograrlo, necesitamos educación artística en las escuelas, espacios de debate, crítica constructiva y acceso real a diversas formas de expresión cultural. Solo así el arte puede florecer como vehículo de transformación personal y social .

Al final, cuando artista y público se encuentran en ese espacio de respeto, exigencia y autenticidad, el arte alcanza su mayor potencia: se convierte en alimento del alma y en impulso para un mundo más pleno y consciente. 

Manifiesto del Amor Suave



He amado con el alma despierta y los pies descalzos.
He besado con los ojos y he abrazado sin tocar.
No siempre mis relaciones florecieron, pero nunca dejé de amar.
No soy dueño de nadie.
El amor no es una jaula, es el cielo abierto.
No impongo mi presencia, ni exijo palabras.
A veces me sumerjo tanto en mi interior que parece distante,
pero en silencio, mi corazón canta.
Porque cuando amo, lo doy todo.
Mi entrega no hace ruido, pero sostiene mundos.
Mi amor no es una obligación, es una danza.
Me gusta bailar música suave en la oscuridad,
sentir el latido del universo en el cuerpo de mi amada.
Decirle, con una mirada:
“Si te vieras con mis ojos… verías un ser tan bello, tan capaz,
tan lleno de luz que mi alma no puede más que acariciarte”.
Y me repito como un mantra:
Sé Suave.
No dejes que el mundo te endurezca.
No dejes que el dolor te haga odiar.
No dejes que la amargura te robe la dulzura.
Enorgullécete de seguir creyendo en la belleza,
aunque el mundo parezca quebrado.
Sé Suave.
No permitas que el bullicio apague tu música.
No dejes que las nubes de la angustia oculten tu alegría.
No dejes que el conflicto de otros robe tu paz.
No permitas que la oscuridad apague la belleza en tus ojos.
Sé Suave… y ama.
Como si aún quedara esperanza.
Como si el amor fuese la última palabra de este universo.
Puede ser una imagen de 2 personas y boda
 
 

"El amor no se define, se vive"







Es triste que tengamos que hacernos esta pregunta.
En un mundo ideal, preguntarse qué es el amor sería tan absurdo como preguntarse qué es respirar o qué es comer. Nadie se hace esas preguntas, porque desde el nacimiento ya sabemos hacerlo. Así debería ser con el Amor Verdadero: algo natural, algo que simplemente es , algo que vivimos sin cuestionar.
Intentar definir el amor es como intentar definir a Dios. Desde mi fe, Dios y Amor son lo mismo. Todos provenimos de la misma Fuente, la Fuente del Amor. No solo deberíamos saberlo, sino vivir en esa danza de dar y recibir amor.

Ahora bien… si existe el Amor Verdadero,
¿existe también un amor falso?
¿De dónde viene ese falso amor?
¿Es el amor un valor o un sentimiento?
¿Hay que cultivarlo? Y si es así, ¿cómo se cultiva?
¿Por qué tanto se habla del amor, se canta, se celebra un día para él, y sin embargo seguimos sintiéndonos tan solos y vacíos?

Estas preguntas me han acompañado durante años. No pretendo imponerte mis ideas; solo quiero compartir contigo, desde mi experiencia y sobre todo desde el corazón. Creo que muchas veces pasamos más tiempo definiendo conceptos que experimentando lo que realmente significan. Por eso, antes de seguir leyendo, te pido: abre tu mente… pero sobre todo, abre tu corazón.

El mundo ha deformado en nuestra cabeza la idea de lo que realmente es el amor.
Cuando comencé mi camino de crecimiento espiritual, tuve que cambiar profundamente mi forma de pensar, de ver y de sentir. El mundo me decía una cosa, pero dentro de mí había una voz más profunda que me empujaba a buscar mi verdad .
Quería saber, experimentar y encarnar el Amor Verdadero.
Y aunque el amor es el alimento del cuerpo y del espíritu, durante mucho tiempo sentí que me había sido negado.

Es cierto que me han amado, especialmente mi madre. Desde antes de nacer, ya somos amados. Nacemos llenos de amor y sabiendo perfectamente cómo amar. El problema surge cuando nuestros padres tampoco han conocido el amor verdadero… cuando el mundo, desde nuestra infancia, comienza a borrar nuestra esencia y nos programa con valores ajenos a nuestra naturaleza.

Mi madre me amó, y estoy seguro de que aún después de su partida, sigue amándome.
Ella hizo todo lo posible para que yo me sintiera amado. Sé que dio lo mejor de sí, y más allá. Dedicó su vida al servicio de los demás. No tengo duda de su amor, y agradezco al Creador por haber sido su hijo.

Pero también creo que, si sus padres hubieran vivido en un mundo más amoroso, su vida y la mía habrían sido distintas.
Por buenas que sean las intenciones, todos venimos moldeados por un mundo confundido.
Solo basta ver las novelas o las llamadas canciones de amor. ¿Qué tipo de relaciones promovemos?
¿Cuánta gente se preocupa más por su economía que por acoger a millones de refugiados?
Y cuando hablamos de amor o participamos en un acto de amor genuino, ¿cómo nos etiquetan?

Un amigo solía contar una historia:
Imagina un mundo donde nadie ha probado nunca un helado.
Alguien llega y describe el helado con lujo de detalles. Escribe incluso un libro sobre ello.
Pero nadie puede saber realmente qué es un helado hasta que lo prueba, lo huele, lo toca, lo saborea.
Incluso podría pensar que el helado no existe.

Así es el Amor.
No basta con hablar de él, hay que vivirlo.
Y para vivirlo, debemos nacer de nuevo.

¿Y qué es nacer de nuevo ?
Es desaprender todo lo que el mundo nos enseñó sobre el amor.
Es permitir que el ser verdadero, nuestro espíritu, se exprese en una relación de dar y recibir con el Amor Verdadero.
Esto requiere compromiso, un entorno propicio, romper patrones heredados generación tras generación.

El amor es una flor frágil.
Hay que protegerla, fortalecerla, observarla. Solo entonces se vuelve fuerte.
El amor es como un bebé: necesita caricias, ternura, seguridad, libertad, entrega incondicional.

El Amor solo crece con amor.
Y necesita un ambiente que lo nutra: un hogar, una frecuencia, una energía viva.
Se cultiva en la familia, especialmente en el vínculo con nuestros padres.

No puedo definir el amor.
No es un valor ni un simple sentimiento o sensación.
No es un fenómeno físico que pueda señalarse y decir “esto es”.
Puedo hablar de sus expresiones, pero no puedo mostrártelo.
El Amor solo puede experimentarse.
Y es una experiencia única, como única es nuestra relación con la Fuente.
Es nuestra responsabilidad vivir esa experiencia.
No con ideas… sino con presencia. Con el alma despierta. Con el corazón abierto. 

No estamos aquí para ser mejores espectadores.




Cuando la oscuridad se asienta y el misterio se hace presente,
cuando lo desconocido cobra forma en los susurros de la noche,
la lógica afloja su férreo control… y la imaginación sale a jugar.

Es entonces cuando las estrellas tienen permiso para brillar.
Y nosotros —vivos, despiertos— salimos en busca.
En busca de algo que quizás no tiene nombre,
algo que tal vez no se puede encontrar, pero sí sentir.

Nos impulsa una necesidad antigua:
la de resolver los misterios de la vida.
Aunque, en realidad, el corazón humano solo puede encontrar significado
en instantes .
Nunca en la totalidad.
No en todo.

Pero esos instantes están ahí…
nos rodean, nos envuelven.
En la luz y en la oscuridad.
Por todas partes.

¿Lo sabemos?

¿Por qué nos empeñamos en esta búsqueda?
¿Por qué vamos tras las grandes preguntas
cuando ni siquiera sabemos responder a las más sencillas?

¿Por qué estamos aquí?
¿Qué es el alma?
¿Por qué soñamos?

Quizás…
Quizás nos iría mejor sin preguntar,
sin querer entender,
sin desear saber.

Pero esa no es nuestra naturaleza.
No es el llamado del corazón.
No estamos aquí para ser mejores espectadores.

El rostro de Dios en el rostro del otro




“Aquel que no vea a Dios en la siguiente persona con quien se cruce, que no lo busque más.”
—Mahatma Gandhi



Si fuimos realmente conscientes de que cada vez que descubrimos a alguien, estamos descubriendo a Dios, viviríamos de otra manera.
Pero el ego —ese estado de distracción y separación— nos impide ver a Dios en todos y en todo.
Algunos hemos llegado a creernos dueños exclusivos de Dios, como si tuviéramos derechos de autor sobre el Infinito.

Distensión por un momento.
Piensa en esto:
¿Quién soy?
¿Quién crees tú que eres?

En la Biblia, Dios le dice a Moisés:

“Yo soy el que soy”.
Y tiempo después, Jesús afirma:
“Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

Sin embargo, se dice que el 95% de las personas pasan el 95% de sus vidas viviendo en la inconsciencia.
E inconsciencia significa eso: vivir sin conocimiento de uno mismo.
No saber quiénes somos.
Y si no sabemos quiénes somos… ¿cómo podremos ver a Dios en los demás?

Entonces surge otra gran pregunta:
¿De dónde vengo?

Quise encontrar una respuesta pura.
Así que le preguntó a mi nieto de cinco años:
—¿De dónde vienes?
Y él, sin titubear, respondió:
— “Del cielo”.
—Y ¿cómo lo sabes?
— “Solo lo sé”.

¡Qué claridad! ¡Qué verdad tan desnuda y luminosa!
Todos venimos de la misma Fuente.
De donde todo proceder.
Y sin embargo… todos somos únicos, irrepetibles.
En toda la creación, y por toda la eternidad, no existirá otro como tú ni como yo.

Dios está en todo.
En lo infinitamente pequeño y en lo infinitamente grande.
En la flor del jardín y en la maleza del monte.
En los negros, los chinos, los altos, los bajitos.
En los hombres, las mujeres, los niños, los ancianos.
En el indio americano y el árabe.
En la elegancia de las mariposas y en la tenacidad de las cucarachas.

Todo procede de Dios. Todo es Dios en manifestación.

Y con eso respondo a la primera gran pregunta:
¿Quién soy?
Soy parte de la Fuente de todas las cosas.
Soy hijo de Dios porque provengo de Él.

Dios se ha encargado de dotarme, al igual que a ti, de todo lo necesario para esta experiencia física.
Lo único que tengo que hacer…
es conectarme con la Fuente .

¿Y cómo se logra esa conexión?
A través del Amor Verdadero.
Ese vínculo, a veces atrofiado por el desuso, se despierta con actos concretos de bondad hacia toda la creación, y en especial, hacia nuestros semejantes.
Cada vez que elegimos amar, ver, comprender, servir…
esa comunión con Dios se hace viva.

Porque Dios no está lejos.
Dios está en el rostro del otro.
Y el otro…
también eres tú. 

sábado, 22 de marzo de 2025

🌿La gracia de vivir mi vida🌿

 








 🌿La gracia de vivir mi vida🌿

Por Ulises

 

A veces, en el silencio de la meditación, emergen comprensiones que vienen no del pensamiento, sino del alma. Esta es una de esas. Un sentir profundo sobre lo que significa la gracia divina, y cómo ha moldeado mi vida.

 

La gracia de vivir mi vida

 

He estado meditando sobre lo que significa la gracia divina, y he llegado a sentir que no es un concepto abstracto, ni algo reservado para unos pocos. La gracia es todo cuanto hace la Fuente para que encontremos el camino de regreso a Ella. Se manifiesta a diario, en lo pequeño y en lo inmenso, como una energía de amor que lo envuelve todo.

 

La gracia no juzga. Nos permite comprender el perdón. Nos recuerda que somos esperados en los brazos de la Fuente, sin importar lo que hayamos hecho, sin importar cuán duros o cerrados hayan estado nuestros corazones.

 

Pero hablar de la gracia también es hablar de mi historia.

Durante mucho tiempo, fui implacable conmigo mismo. Me juzgué con dureza, como si tuviera que alcanzar una santidad imposible. Tuve estándares tan altos que me olvidé de ser benevolente conmigo y, por extensión, con los demás. En esa búsqueda, a veces confundí perfección con espiritualidad.

 

A lo largo de mi vida , he sido Y, sin embargo, la gracia nunca me soltó.

A lo largo de mi vida, he sido testigo tanto de la insensatez humana como de la inmensa bondad de la que somos capaces. La Fuente, en su misterio, ha ido colocando en mi camino a personas clave para mi crecimiento, para mostrarme que el amor verdadero no exige, no castiga: abraza.

 

Hoy, gracias a la gracia, puedo verme —y ver al mundo— con ojos nuevos.

Los ojos del amor.

Y sí, mis ojos se han inundado muchas veces. No de tristeza, sino de asombro y gratitud.

 

Quizás mis creencias sean solo eso, creencias. Pero me han sostenido y guiado. No cambiaría nada de mi vida, porque todo, absolutamente todo, me ha traído hasta aquí. Siento que este camino apenas comienza, y aún así ya me siento colmado.

 

La gracia me ha traído hasta vos, lector, y también hasta este diálogo íntimo con quien considera un faro en mi caminar. Y por eso, simplemente: gracias.

martes, 28 de enero de 2025

ADN: #TodosSomosUno

 







Cuando se descubrió que en las espirales del ADN se encontraba la información que determina las características básicas de cada especie, comprendimos que los rasgos externos de los seres vivos se transfieren de generación en generación y son inmutables. Un árbol de aguacates siempre dará aguacates, y nuestros hijos heredarán parte de nosotros, combinando los ADN de sus padres. Esta realidad nos llena de satisfacción, pero también nos invita a reflexionar.

Aunque el ADN no se puede cambiar, lo que sí podemos modificar son los rasgos que dependen de nuestra educación, creencias y formas de pensar. En la Biblia se afirma que somos hechos a imagen y semejanza de Dios. Esto implica que somos hijos de la Fuente, del Creador, y que heredamos cualidades divinas como el amor, la bondad, el perdón, la compasión y el deseo de felicidad. Estas cualidades están en todos nosotros, esperando ser desarrolladas a través de nuestras decisiones.

El mundo que habitamos nace de nuestros pensamientos y deseos. Todo lo que vemos –nuestra casa, nuestras ciudades, incluso el universo– fue primero concebido en la mente. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿en la mente de quién existimos nosotros? Si todos provenimos de la misma Fuente, debemos recordar que en ella solo habitan la belleza, el amor y la bondad. Así como podemos mejorar nuestras habilidades a través del esfuerzo y la práctica, también podemos cambiar nuestra forma de pensar y de percibirnos, avanzando hacia la plenitud.

Es crucial cuidar nuestros corazones y pensamientos, porque de ellos nace nuestro destino. Este destino dependerá de la cantidad de amor que albergue nuestro corazón. Desde mi fe, el corazón tiene dimensiones sagradas, y una de ellas es el amor al prójimo. Este amor nace de creer que todos somos hijos de la misma Fuente, lo que algunos llamamos Dios.

Hoy, con el desarrollo de las comunicaciones, estamos más conectados que nunca. Se nos presenta una oportunidad única para superar las diferencias culturales, políticas, económicas, religiosas y étnicas que han sido promovidas por quienes desean un mundo separado. La ciencia misma nos demuestra que la separación no tiene base lógica: Todos Somos Uno. Compartimos el deseo de ser felices, de realizarnos y de alcanzar la plenitud.

Sin embargo, los mitos y mentiras contra las personas inmigrantes persisten. Se les culpa injustamente de saturar los servicios sociales, de aumentar la violencia o de ser una carga para la sociedad. Pero la verdad es otra:

  • Los inmigrantes no roban empleos. Muchos ocupan trabajos esenciales que otros no quieren realizar, como la construcción, la recolección agrícola o los servicios domésticos. Además, aportan a la economía mediante el pago de impuestos.
  • No saturan los servicios de salud. Aunque aumentan la población en ciertas zonas, también contribuyen económicamente, justificando mejoras en los sistemas de salud y educación que benefician a todos.
  • No incrementan la violencia. Los problemas como el narcotráfico o la violencia machista son flagelos globales que responden a desigualdades estructurales, no a la migración.

Las barreras físicas y mentales que nos separan no nacieron de nuestra esencia, sino de los intereses de quienes desean dividirnos. Históricamente, las fronteras se crearon para controlar y dominar a las personas. Pero al principio, éramos uno: una sola humanidad, una sola familia. Hoy, el deseo de poder y acumulación nos ha llevado a la separación y al desplazamiento forzado de millones.

En Costa Rica, mi tierra natal, la convergencia de culturas y etnias nos ha dado una riqueza invaluable. Sin embargo, tampoco somos inmunes a las ideas extremistas que siembran xenofobia, racismo y clasismo. Estas ideologías nos alejan de la verdad fundamental: que todos provenimos de la misma fuente.

Como ciudadanos del mundo, es nuestra responsabilidad romper con los prejuicios y cultivar una visión de unidad. Debemos actuar en consecuencia al mundo que deseamos crear, tanto individual como colectivamente. Solo así podremos construir un futuro basado en la paz, la justicia y la conservación de nuestro planeta. Todos Somos Uno.

jueves, 10 de octubre de 2024

La muerte

 





Cuando no quieras sentir la muerte puede parecer un sueño. Pero ver la muerte, verla de verdad, hace que soñar con ella parezca ridículo. Quizás haya un momento, mientras creces cuando todo se revela, en ese instante solo como cuando llegaste a este mundo, con la diferencia de que tendrás tus experiencias, lo vivido, casi como una películas vendrán a ti todos esos momento
En el fondo a todo el mundo le gusta pensar que puede ser fuerte, pero ser fuerte no solamente es ser duro, se trata de asimilarlo. A veces tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte por una vez. No tienes que ser duro cada momento del día, está bien bajar la guardia, de hecho, hay momentos en que es lo mejor que podrías hacer, siempre que escojas tus momentos con sabiduría


En ese instante tendrás un gran sentimiento de pérdida y angustia pero la muerte no es el fin es solo otra puerta que se abre en nuestro recorrido por la existencia, Es interesante cómo nuestras creencias pueden dar forma a nuestra percepción de la muerte y de la vida en general. La idea de que la muerte es parte de un proceso continuo en nuestra existencia puede ser reconfortante y ofrecer una forma de encontrar significado y tranquilidad en la vida, Apreciar cada momento y encontrar la belleza en las pequeñas cosas puede hacer que la vida sea más rica y significativa. El deseo de crecer y mejorar constantemente, así como de valorar y honrar la vida que se nos ha dado, puede ser una fuente poderosa de motivación y propósito. Amar y ser amado, experimentar el amor en sus diferentes dimensiones, ver los diferentes rostros de Dios en cada ser a nuestro lado, Mantener una conexión positiva con los demás y con el mundo que nos rodea puede traer una gran satisfacción y plenitud a la vida, lo veo en cada movimiento del universo, a pesar de todo lo terrible que pueda ser el mundo toda vía es un bello lugar, el sol sale para todos por igual, la lluvia refresca mi cara, el aire hincha mis pulmones, la vida se abre camino de entre las cenizas y siempre la luz vence la oscuridad, La muerte es un tema profundo que ha intrigado a la humanidad a lo largo de la historia. quiero enfocar el tema no como algo terrible y oscuro, más bien como una bifurcación en nuestra existencia, una transición en nuestra existencia puede cambiar nuestra forma de relacionarnos con ella y con la vida en general, pienso que si tuviéramos presente que en cualquier momento tenemos que dar ese paso y ser besados por la parca aprovecharíamos cada instante en esta dimensión , trataríamos felices siempre, darle sentido a la experiencia de la vida, de tal forma que cuando llegue ese momento estemos satisfechos con lo logrado, el dejar una huella digna de seguir, un mejor planeta para los que nos relevan



Mantener la conciencia de nuestra propia mortalidad puede ser un recordatorio poderoso de la importancia de vivir plenamente y de manera significativa en el presente todo cambio verdadero empieza por uno mismo, ser compasivo, solidario realizar cuanto acto de bondad esté a nuestro alcance , respetar la vida en todas sus manifestaciones ser mejores humanos en resumen Ser compasivos, solidarios y buscar ser mejores personas cada día son formas poderosas de vivir una vida significativa y dejar una huella positiva en el mundo

No Eres El Ego !

 





"No eres el ego; así que, cuando descubres el ego en ti, eso no significa que has encontrado quién eres, sino que has encontrado lo que no eres. Y es a través del conocimiento de lo que no eres que puedes acercarte a descubrir ¿Quién eres en realidad? —Eckhart Tolle.

Desde la perspectiva metafísica, el ego es simplemente una creencia. Aunque parece tener una existencia propia, en realidad es una ilusión que nos hace creer que estamos separados del Todo. El ego, o lo que llamamos “yo falso”, es un sustituto engañoso de nuestra verdadera identidad. Suele inundarnos con pensamientos de muerte, separación, escasez y pérdida, creando una necesidad constante de autoafirmación.

Una de las primeras trampas es creer que el ego representa nuestra verdadera identidad. El ego no es más que una confusión acerca de quiénes somos en realidad. Es un falso sustituto de nuestra verdadera esencia, a menudo tratando de silenciar la voz de la conciencia mediante pensamientos centrados en "muerte, separación, escasez y pérdida", y una constante necesidad de satisfacerse a sí mismo. El ego controla nuestros pensamientos, sentimientos y creencias, y algunos afirman que es una inmensa prisión que hemos construido para nosotros mismos.

Mientras que lo verdadero es eterno, el ego nos aterroriza con el concepto de muerte, alejándonos de nuestra esencia eterna. Aunque debemos cuidar nuestro cuerpo, el miedo a la muerte es una distracción del ego que nos impide reconocer nuestra verdadera inmortalidad. Jesús nos recuerda que la vida continúa más allá de la muerte: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”

El ego también alimenta la creencia en la pérdida. Según "Un Curso de Milagros", "Nada Real puede ser amenazado, Nada Irreal existe. En esto radica la Paz de Dios". La ley de dar y recibir demuestra que, al dar, también recibimos. Al entregarnos a los demás con bondad, compasión, perdón, paz y amor verdadero, no sufrimos pérdida alguna. Aunque mantenemos una lealtad al ego, que nos lleva a una relación constante de dar y recibir lo efímero y perecedero, dentro de nosotros hay una voz que nos dice: no tengas miedo, solo confía, pues el universo está dispuesto para tu crecimiento y felicidad. . Esa voz es lo que llamo conciencia.

El perdón, junto con la bondad y la compasión, son prácticas que nos conectan con nuestra conciencia, con la voz de Dios en nuestro interior, nuestro Ser Verdadero. Perdonarnos libera de la influencia del ego y nos acerca a la verdad. Esta idea resulta inaceptable para el ego, que justifica la venganza bajo la apariencia de justicia. El mundo ha creado una imagen de Dios como un ser justo, vengativo y castigador, como si Dios tuviese el ego más grande del universo. Sin embargo, Dios es esencialmente Amor. El amor es paciente, bondadoso, no envidia ni se jacta, no se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, y no guarda rencor. El amor no se regocija en la maldad, sino en la verdad. Todo lo disculpa, cree, espera y soporta.

Voltaire dijo: "Dios creó al hombre a Su propia imagen y luego el hombre le devolvió el cumplido". El Dios que creamos es realmente la imagen de nuestro propio ego.

El juicio es uno de los pensamientos que engrandece al ego. El ego constantemente juzga a los demás ya nosotros mismos, manteniéndonos en debates sobre lo bueno y lo malo, lo racional y lo irracional, la locura y la cordura. El ego define y etiqueta todo, y el perdón desde el ego se convierte en condonación. El ego nos mantiene en el odio, la ira y la separación. La idea de vernos como iguales, únicos y creados a imagen del amor es inconcebible para el ego, que perpetúa la separación y nos impide ver a Dios en todo y en todos. Creer que Dios es un ente inalcanzable y distante perpetúa el sentimiento de separación, mientras que la verdad es que Dios está en cada uno de nosotros, y cada uno de nosotros es una expresión única de Dios. Practicar el perdón disuelve esa separación y nos reconecta con la fuente de todo.

En la mente de Dios no existe la carencia, la muerte, la separación o la pérdida. Todos estos pensamientos y creencias han sido plantados por nuestro ego y el ego colectivo. Jesús dice: "Miren las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas?" Todo el universo está diseñado para nuestro crecimiento y felicidad, pero el ego ha implantado la idea de carencia, llevándonos a competir y ver a cada ser como un enemigo a vencer.

El ego establece un ciclo de culpa y ataque: cuanto más culpables nos sentimos, mayor es nuestra necesidad de negar nuestra culpa y atacar a los demás. Este ciclo perpetúa la culpa y el conflicto. La verdadera solución es el amor. En un mundo lleno de violencia y odio, es esencial que nuestra luz interior se extienda a todos los aspectos de nuestras vidas. Al elegir el amor sobre el ego y practicar el perdón, podemos contribuir a una resolución más pacífica y justa en nuestras comunidades.

El verdadero objetivo de la justicia es buscar el bienestar común y restablecer el orden en la sociedad. Su propósito es corregir daños o injusticias mediante procedimientos equitativos, respetando las leyes y derechos de todas las partes involucradas. La violencia, el odio y la ira no resuelven los conflictos; solo el amor, con el perdón como primer paso, puede ofrecer una solución efectiva. 

El sendero




He caminado por este sendero,
con los pies descalzos,
sentido el frío de la noche y el ardor del sol.
Años han pasado como el viento que mueve las hojas,
y, en algún momento, me he detenido a mirar,
como un pájaro que contempla el río desde el aire,
preguntándome cuál es su curso,
hacia dónde lleva sus aguas.

La juventud, como una fragancia,
se ha desvanecido del jardín,
y ahora el alma suspira por el descanso,
por la paz que solo la verdad otorga.
Recuerdo los días de mi infancia,
las sonrisas de aquellos que moldearon mi ser,
los colores que pintaron mi horizonte,
como un sol dorado que cae en el ocaso.

El ritmo vertiginoso de la vida se ha desacelerado,
y me siento en la orilla del tiempo,
viendo cómo las olas llegan,
una tras otra,
llevándose consigo la arena de los años.
Y me pregunto: ¿Cuál es el propósito de todo esto?
¿Por qué el dolor y la alegría danzan juntos en mi corazón?

A veces, el dolor se sienta a mi lado,
como un viejo amigo no deseado,
y me cuenta historias de días pasados,
de lágrimas derramadas en noches silenciosas.
Me he visto atrapado en la telaraña de la soledad,
envolviéndome con suavidad,
hasta que mi corazón ha gemido,
como un pájaro enjaulado que anhela el vuelo.

Pero he muerto y renacido mil veces,
cada amanecer es un susurro de amor divino,
una promesa de resurrección.
En cada mirada, en cada gesto,
he visto a los ángeles sonreírme,
y también he sentido el rugido de los demonios,
cuando el ego ha inflamado mi pecho.
Ambos, el ángel y el demonio,
son espejos de mi propio ser,
reflejando las facetas del alma en su búsqueda.

Y ahora, en mi despertar,
he dejado de buscar afuera.
El viaje es hacia adentro,
donde el misterio susurra y la verdad descansa.
Soy un libro que aún escribe sus páginas,
cada día una nueva historia,
cada momento una lección,
cada respiración, un recordatorio
de que la vida es un regreso al Amor

miércoles, 11 de octubre de 2023

Generaciones enteras vivirán por lo que ha hecho

 



En el otoño de mi vida, me siento un escéptico. Y en cierto modo lo soy. El lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Pero de algo estoy seguro: si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en el mundo, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie les podrá robar ese tesoro.
Libre para elegir el camino a tomar, dicha elección debe ser tomada desde la consciencia, desde nuestro ser interior pues todo cambio es verdadero si se hace desde dentro.
Los miembros de esta generación tendremos que lamentarnos no solo por las palabras y los actos odiosos de las malas personas, sino por los clamorosos silencios de las buenas. Si ves en las redes sociales circulan publicaciones exaltando lo especiales que somos la Generación X, algunos diciendo que la generación Y, Y LA Z son la pesificación de la especie humana, cada uno de nosotros somos responsables de la situación actual en ello se aplica la ley de siembra y cosecha estamos recogiendo la cosecha de lo que hemos sembrado.
Actualmente, dentro de la población activa se distingue entre: ‘baby boomers’, generación X, generación Y o ‘millennials’, y generación Z o ‘centennials’. 'Baby boomers' (1946-1964) Generación X (1965-1980) 'Millennials' o generación Y (1981-1996): ‘Centennials’ o generación Z (1997-2010), mi pregunta está en ¿Quién determina donde comienza una generación y empieza otra?
Vemos como la generación actúa se hunde en la distracción de los móviles, perdiendo el tiempo en videos sin ningún contenido, en cuanto a la música vemos como un genero en especial se ha proliferado su ritmo de bajo contenido con letras que rayan en lo vulgar y ofensivo, el cine se centra mas en los efectos y contenido superficial, las expresiones escritas del arte la literatura y la poesía han sido relegadas a un ultimo plano, mientras que el desarrollo de la consciencia, la espiritualidad sustituidas por una “religión Little” todos quieren ser youtuber, algunos se hacen llamar influencer pero que tipo de influencia son las redes sociales, cuando estas aparecieron pensé que serían un gran avance en las comunicaciones una oportunidad para derribar no solo las barreras físicas sino también las culturales e ideológicas.

Como alguien dijo el problema no es el entretenimiento ni la tecnología es el uso o abuso que se le da a estos pienso que lo justo es lo correcto, sabiduría está en el equilibrio. Cada generación establece sus propios valores y estos cambian con el tiempo, vemos un mundo donde se ha impuesto una cultura sexuada, de todo fácil y rápido intolerante e insensible nos hemos acostumbrado a ver el dolor humano como algo cotidiano y de nuevo me surge la interrogante ¿cuánto de todo esto es nuestra responsabilidad como generación relevada?

Si bien la mayoría de gente en este mundo se encuentra distraída, todavía hay esperanza, somos una minoría y las buenas noticias y las buenas acciones no son las atraen la atención de las mayorías hay quienes dedican sus vidas al servicio a los demás, quienes cuidad y protegen la creación quienes te valoran por lo que eres y por como te ves, mi preocupación como parte de la generación que se va es que clase de mundo estamos creando, que tipo de ser humano habitara la décadas venideras, será una tipo de persona que no distingue le realidad de la ficción, seres que estén mas preocupados por como se ven o que tan grande tengan el trasero o su pene que le estamos transmitiendo a nuestros hijos y nietos?
La primera manifestación de la expresión humana es su cuerpo el cuerpo posee su propio significado. El cuerpo refleja nuestras pretensiones y nuestras esperanzas. Comunica nuestra intimidad al mundo exterior. Por eso cada época, cada generación, exhibe una fisonomía única. Entenderán cual es la diferencia de entre amor y sexo, que el cuerpo es solo un vehículo para desplazarse en este mundo material si bien nuestra generación será recordada como única por todos sus logros, seremos recordados como la generación que fallo en el proceso de relevo.
Con este articulo no quiero juzgar a nadie en particular pues cada uno de nosotros somos responsables de nuestras elecciones y cada uno tiene su propia realidad la cual no es de mi conociendo repito no estoy en contra de los avances tecnológicos, debemos rescatar y apoyar valores y principios que nos permitan avanzar como especie y todo ello solo es posible si este cambio lo hacemos desde el interior teniendo el Amor como guía e instrumento de nuestras acciones 

🌑🌟 Trinchera del alma

  Cada mañana, el dolor me despierta y me arrodillo ante la vida. No para suplicar, sino para agradecer y decir: "Aquí estoy. Otra vez....