martes, 2 de agosto de 2016

Un Abrazo








"Yo quiero proponerle a usted un abrazo, uno fuerte, duradero, hasta que todo nos duela ... al final será mejor que me duela el cuerpo por quererle y no que me duela el alma por extrañarle..."
Gabriel García Márquez


Todos nos enfrentamos en la vida a decisiones angustiosas, elecciones morales, algunas son a gran escala. La mayoría de dichas elecciones son sobre asuntos banales, pero nos definimos a nosotros mismos según las decisiones que hemos tomado, en realidad somos la suma total de nuestras decisiones. Las cosas suceden tan imprevisiblemente, tan injustamente. Pareciese que la felicidad humana no estuviera incluida en el proyecto de la creación, pero somos nosotros con nuestra capacidad para amar los que damos sentido al universo, la mayoría de los seres humanos parecen tener la habilidad de seguir intentándolo e incluso de encontrar la felicidad en las cosas sencillas, en la esperanza de que las futuras generaciones puedan comprenderlo mejor.




Creo que hay una fuerza en tod@ que yace bajo la superficie, algo primitivo, salvaje silvestre que se despierta cuando necesitamos ese impulso extra para sobrevivir y vivir , como esas flores salvajes que florecen después de que el fuego haya consumida todo un bosque. La mayoría de la gente lo teme y lo mantiene encerrado en lo más profundo de su interior, pero siempre habrá quien tenga el coraje de amar aquello que lleva en su interior y que está sin domar.


Cuando vemos los noticieros llenos de dolor, corrupción y violencia pareciese que la vida y el mundo son un gran proyecto para sufrir, es impresionante con que velocidad se difunden las noticias negativas, como estamos atentos a difundir "la malas nuevas" y en algunos casos ir más allá emitir juicio y tomar partido.

El derecho divino nos otorga la posibilidad de elegir, podemos elegir que sembrar en nuestro corazón y en nuestros pensamientos y cuáles van a ser nuestras acciones, podemos llenarnos de odio, celos y resentimiento, ante los acontecimientos o bien podemos afirmar el amor, la paz y el perdón.




Podemos alimentar el fuego del odio, la desigualdad y la separación hasta que el bosque de la vida se extinga o ser como las flores silvestres que renacen a la vida y continúan siendo un tributo a la vida misma, creo que hay una fuerza que hace que estas flores resurjan a pesar de la desolación, esa misma fuerza que pinta sonrisas en los niños que sobreviven a la violencia, en los campos de refugiados, en los barrios marginales, esta fuerza actúa en forma silenciosa pero no es invisible, que podemos experimentar cada vez que participamos en un acto de bondad e incluso cuando somos testigos de dichos actos. Pero es imperativo que elijamos estar en sintonía con esa fuente, que no solo tomemos este pensamiento como parte de un conocimiento teórico y nos sintamos como parte de la fuente y su creación.


Me parece que en lo básico podemos elegir por ser parte de la fuente y mantenernos unidos a ella y actuando en consecuencia o elegir sentirnos separados de ella y sintiéndonos alejados de los demás, de la fuente y de la creación. Todo ser humano desea fervientemente ser feliz sin importar su condición, su creo, su etnia etc. y el deseo divino es lo seamos, esto es solo posible a través del amor, el amor es la fuerza mas poderosa del universo, es la solución a todo conflicto, no es colocando banderas, de un bando o de otro, si deseamos paz seamos paz, sembremos paz y recogeremos el fruto según nuestra siembra, solo con la unidad se puede hacer surgir el amor, solo con el perdón, el respeto y justicia construiremos un mundo mejor, y ese mundo lo construimos tu y yo a partir de nuestras elecciones.



Que el amor sea en todo y en tod@s

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