En la quietud del amanecer, pude observar, detenidamente, la caída de una hoja; fue como si ella estuviera danzando para mí.
Pude, en mi ser interior, sentir tanta dicha de vivir ese momento, rodeada de naturaleza, contemplar el vuelo de una mariposa con sus hermosas alas de bellos colores, sentir el viento y el sol a un mismo instante sobre mi cuerpo. Recordar la energía al abrazar el árbol de mango y besar las hojas el árbol de manzana de agua y agradecerles por sus frutos, algo como el estilo "Avatar". Sentir la cálida despedida de las flores al salir hacia mi trabajo. Agradecer a la naturaleza por todo lo que me da, sin pedir nada a cambio, nada más que compartir esta tierra.
Escuché decir que si abrazas un árbol, por qué no abrazar a un ser humano.... pues encantada lo hago igual, un abrazo de humanos también transmite mucha energía; pero no todos los humanos se dejan abrazar como los árboles.
Tan pequeño detalle como "La caída de una hoja", me hizo reflexionar tan maravillosos momentos en este bello lugar de Acosta; del cual me enamoré a primera vista.
Gracias Madre Tierra
de tu hija.............
Gladys Alvarado
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