jueves, 10 de octubre de 2024

La muerte

 





Cuando no quieras sentir la muerte puede parecer un sueño. Pero ver la muerte, verla de verdad, hace que soñar con ella parezca ridículo. Quizás haya un momento, mientras creces cuando todo se revela, en ese instante solo como cuando llegaste a este mundo, con la diferencia de que tendrás tus experiencias, lo vivido, casi como una películas vendrán a ti todos esos momento
En el fondo a todo el mundo le gusta pensar que puede ser fuerte, pero ser fuerte no solamente es ser duro, se trata de asimilarlo. A veces tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte por una vez. No tienes que ser duro cada momento del día, está bien bajar la guardia, de hecho, hay momentos en que es lo mejor que podrías hacer, siempre que escojas tus momentos con sabiduría


En ese instante tendrás un gran sentimiento de pérdida y angustia pero la muerte no es el fin es solo otra puerta que se abre en nuestro recorrido por la existencia, Es interesante cómo nuestras creencias pueden dar forma a nuestra percepción de la muerte y de la vida en general. La idea de que la muerte es parte de un proceso continuo en nuestra existencia puede ser reconfortante y ofrecer una forma de encontrar significado y tranquilidad en la vida, Apreciar cada momento y encontrar la belleza en las pequeñas cosas puede hacer que la vida sea más rica y significativa. El deseo de crecer y mejorar constantemente, así como de valorar y honrar la vida que se nos ha dado, puede ser una fuente poderosa de motivación y propósito. Amar y ser amado, experimentar el amor en sus diferentes dimensiones, ver los diferentes rostros de Dios en cada ser a nuestro lado, Mantener una conexión positiva con los demás y con el mundo que nos rodea puede traer una gran satisfacción y plenitud a la vida, lo veo en cada movimiento del universo, a pesar de todo lo terrible que pueda ser el mundo toda vía es un bello lugar, el sol sale para todos por igual, la lluvia refresca mi cara, el aire hincha mis pulmones, la vida se abre camino de entre las cenizas y siempre la luz vence la oscuridad, La muerte es un tema profundo que ha intrigado a la humanidad a lo largo de la historia. quiero enfocar el tema no como algo terrible y oscuro, más bien como una bifurcación en nuestra existencia, una transición en nuestra existencia puede cambiar nuestra forma de relacionarnos con ella y con la vida en general, pienso que si tuviéramos presente que en cualquier momento tenemos que dar ese paso y ser besados por la parca aprovecharíamos cada instante en esta dimensión , trataríamos felices siempre, darle sentido a la experiencia de la vida, de tal forma que cuando llegue ese momento estemos satisfechos con lo logrado, el dejar una huella digna de seguir, un mejor planeta para los que nos relevan



Mantener la conciencia de nuestra propia mortalidad puede ser un recordatorio poderoso de la importancia de vivir plenamente y de manera significativa en el presente todo cambio verdadero empieza por uno mismo, ser compasivo, solidario realizar cuanto acto de bondad esté a nuestro alcance , respetar la vida en todas sus manifestaciones ser mejores humanos en resumen Ser compasivos, solidarios y buscar ser mejores personas cada día son formas poderosas de vivir una vida significativa y dejar una huella positiva en el mundo

No Eres El Ego !

 





"No eres el ego; así que, cuando descubres el ego en ti, eso no significa que has encontrado quién eres, sino que has encontrado lo que no eres. Y es a través del conocimiento de lo que no eres que puedes acercarte a descubrir ¿Quién eres en realidad? —Eckhart Tolle.

Desde la perspectiva metafísica, el ego es simplemente una creencia. Aunque parece tener una existencia propia, en realidad es una ilusión que nos hace creer que estamos separados del Todo. El ego, o lo que llamamos “yo falso”, es un sustituto engañoso de nuestra verdadera identidad. Suele inundarnos con pensamientos de muerte, separación, escasez y pérdida, creando una necesidad constante de autoafirmación.

Una de las primeras trampas es creer que el ego representa nuestra verdadera identidad. El ego no es más que una confusión acerca de quiénes somos en realidad. Es un falso sustituto de nuestra verdadera esencia, a menudo tratando de silenciar la voz de la conciencia mediante pensamientos centrados en "muerte, separación, escasez y pérdida", y una constante necesidad de satisfacerse a sí mismo. El ego controla nuestros pensamientos, sentimientos y creencias, y algunos afirman que es una inmensa prisión que hemos construido para nosotros mismos.

Mientras que lo verdadero es eterno, el ego nos aterroriza con el concepto de muerte, alejándonos de nuestra esencia eterna. Aunque debemos cuidar nuestro cuerpo, el miedo a la muerte es una distracción del ego que nos impide reconocer nuestra verdadera inmortalidad. Jesús nos recuerda que la vida continúa más allá de la muerte: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”

El ego también alimenta la creencia en la pérdida. Según "Un Curso de Milagros", "Nada Real puede ser amenazado, Nada Irreal existe. En esto radica la Paz de Dios". La ley de dar y recibir demuestra que, al dar, también recibimos. Al entregarnos a los demás con bondad, compasión, perdón, paz y amor verdadero, no sufrimos pérdida alguna. Aunque mantenemos una lealtad al ego, que nos lleva a una relación constante de dar y recibir lo efímero y perecedero, dentro de nosotros hay una voz que nos dice: no tengas miedo, solo confía, pues el universo está dispuesto para tu crecimiento y felicidad. . Esa voz es lo que llamo conciencia.

El perdón, junto con la bondad y la compasión, son prácticas que nos conectan con nuestra conciencia, con la voz de Dios en nuestro interior, nuestro Ser Verdadero. Perdonarnos libera de la influencia del ego y nos acerca a la verdad. Esta idea resulta inaceptable para el ego, que justifica la venganza bajo la apariencia de justicia. El mundo ha creado una imagen de Dios como un ser justo, vengativo y castigador, como si Dios tuviese el ego más grande del universo. Sin embargo, Dios es esencialmente Amor. El amor es paciente, bondadoso, no envidia ni se jacta, no se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, y no guarda rencor. El amor no se regocija en la maldad, sino en la verdad. Todo lo disculpa, cree, espera y soporta.

Voltaire dijo: "Dios creó al hombre a Su propia imagen y luego el hombre le devolvió el cumplido". El Dios que creamos es realmente la imagen de nuestro propio ego.

El juicio es uno de los pensamientos que engrandece al ego. El ego constantemente juzga a los demás ya nosotros mismos, manteniéndonos en debates sobre lo bueno y lo malo, lo racional y lo irracional, la locura y la cordura. El ego define y etiqueta todo, y el perdón desde el ego se convierte en condonación. El ego nos mantiene en el odio, la ira y la separación. La idea de vernos como iguales, únicos y creados a imagen del amor es inconcebible para el ego, que perpetúa la separación y nos impide ver a Dios en todo y en todos. Creer que Dios es un ente inalcanzable y distante perpetúa el sentimiento de separación, mientras que la verdad es que Dios está en cada uno de nosotros, y cada uno de nosotros es una expresión única de Dios. Practicar el perdón disuelve esa separación y nos reconecta con la fuente de todo.

En la mente de Dios no existe la carencia, la muerte, la separación o la pérdida. Todos estos pensamientos y creencias han sido plantados por nuestro ego y el ego colectivo. Jesús dice: "Miren las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas?" Todo el universo está diseñado para nuestro crecimiento y felicidad, pero el ego ha implantado la idea de carencia, llevándonos a competir y ver a cada ser como un enemigo a vencer.

El ego establece un ciclo de culpa y ataque: cuanto más culpables nos sentimos, mayor es nuestra necesidad de negar nuestra culpa y atacar a los demás. Este ciclo perpetúa la culpa y el conflicto. La verdadera solución es el amor. En un mundo lleno de violencia y odio, es esencial que nuestra luz interior se extienda a todos los aspectos de nuestras vidas. Al elegir el amor sobre el ego y practicar el perdón, podemos contribuir a una resolución más pacífica y justa en nuestras comunidades.

El verdadero objetivo de la justicia es buscar el bienestar común y restablecer el orden en la sociedad. Su propósito es corregir daños o injusticias mediante procedimientos equitativos, respetando las leyes y derechos de todas las partes involucradas. La violencia, el odio y la ira no resuelven los conflictos; solo el amor, con el perdón como primer paso, puede ofrecer una solución efectiva. 

Sueños Rotos









Como los niños que traen sus juguetes rotos llorando para que los arreglemos, yo le llevé mis sueños rotos a Dios, porque Él era mi amigo. Pero en lugar de dejarlo en paz para que trabajara a su ritmo, me quedé cerca e intenté ayudar a mi manera. Finalmente, se los arrebaté y grité: “¿Cómo puedes ser tan lento?” “Hijo mío”, respondió Él, “¿qué podía hacer? No les diste alas en ningún momento.”

Cuando era pequeño, me preguntaba si Dios sabía que existía, si escuchaba mis oraciones, cómo podía estar en todas partes. En ese entonces, la respuesta siempre era: “Eso es uno de los misterios de Dios.” Hoy, muchas de mis preguntas de infancia y juventud han encontrado respuestas. Aunque ya no me preocupa tanto este tipo de cuestiones y me concentro más en afirmar el amor en mí, a veces deseamos que Dios haga nuestra voluntad en lugar de nosotros hacer la suya. Este deseo del ego de tener la razón nos lleva a pensar que sabemos lo que es mejor para nosotros. Luchamos contra la voluntad de la fuente, empeñándonos en ir en contra de la energía que mueve el universo en lugar de fluir con ella.

Por ejemplo, los viajes espaciales requieren una gran cantidad de energía porque luchan contra la gravedad. Los científicos están estudiando la posibilidad de aprovechar estas fuerzas en lugar de enfrentarse a ellas. De hecho, el gobierno de Estados Unidos ofrece grandes sumas de dinero a quien resuelva este problema.

Durante mucho tiempo, hemos mirado en la dirección equivocada, creyendo que la felicidad está en las cosas materiales, en otras personas, en ascender en la sociedad, o en lograr estatus académico. Recientemente, un hombre se presentó en mi trabajo y me dijo: “Tengo 50 años, hablo cuatro idiomas, he viajado por el mundo, tengo una maestría, y siento un gran vacío en mi vida.”

Esto ilustra que vivimos en contra del propósito con el que fuimos diseñados. Nacimos para experimentar el amor y la verdadera felicidad, pero pensamos que los logros externos nos darán felicidad. En realidad, es al revés: soy feliz, y a partir de esa felicidad, puedo cumplir mis sueños. Si no los cumplo, sigo siendo feliz, pues entiendo que mi estancia en este mundo es temporal, pero la verdadera felicidad es eterna. Hemos mirado hacia afuera en lugar de dentro, donde construimos nuestro mundo y experimentamos el amor. Dios nos habla a través de la conciencia, y cuando alguien nos habla, es otro yo, porque Dios está en todo y en todos.

Lo que parece importante por la mañana, por la noche a menudo pierde sentido. Esto se aplica a todos los aspectos de este mundo físico. Por la mañana, corremos para no llegar tarde al trabajo o al estudio, y eso nos parece crucial. Nos invade la angustia y la impaciencia, y después de sufrir y afectar a los demás con nuestra falta de paz, al final del día, ni siquiera recordamos nuestra premura. Lo mismo ocurre con nuestra existencia física: cuando somos jóvenes, queremos hacerlo todo, comer de todo, acumular bienes y títulos. Perdemos la salud buscando dinero, y luego perdemos el dinero tratando de recuperar la salud.

Creo que debemos ir despacio y apreciar la vida. El propósito de la vida es vivir y ser feliz. En la simpleza de las cosas se encuentra la grandeza de la vida. Cada pequeño movimiento tiene la energía de la Fuente. Los milagros no siempre tienen que ser espectaculares; tú eres un milagro, la lluvia es un milagro, y el hecho de que alguien se ocupe de ti también lo es. Incluso los tiranos sienten amor. La infinita gama de posibilidades que Dios nos da para practicar el amor verdadero es maravillosa
 

La Tienda de la Vida





Imagina que al nacer, se te entrega un millón de dólares, libre de impuestos, como un regalo para tu vida. Este dinero representa tu espíritu, tu capacidad de amor y todas las experiencias que puedes adquirir a lo largo de tu camino. Con esa fortuna, entras a una vasta tienda, donde cada rincón está lleno de oportunidades y elecciones.


Al principio, todo parece tentador. Te encuentras con cortinas de colores brillantes, pero al acercarte, te das cuenta de que son horribles y de mal gusto. Sin embargo, decides comprarlas por diez mil dólares. Sientes que estás tomando una decisión, aunque en el fondo sabes que no es lo que realmente deseas.

Luego, pasas a la sección de automóviles. Allí, encuentras un coche que no funciona, en pésimas condiciones, y decides adquirirlo. Te convencen las promesas de que, con el tiempo, podrás arreglarlo. Sigues adelante, gastando tus recursos en cosas que no te brindan satisfacción ni felicidad.

En la siguiente tienda, te sientas a comer en un restaurante donde te sirven una comida mal preparada y fría. Aun así, pagas sin cuestionar, pensando que es lo que mereces. Con cada compra, tu corazón se va llenando de cosas que te dañan: rencores, miedos, celos y angustia.

Al final de tu vida, al revisar lo que has acumulado, te das cuenta de que has desperdiciado tu millón de dólares en objetos y experiencias que no solo no te han hecho feliz, sino que te han estancado. Mirando a tu alrededor, sientes un profundo vacío y una tristeza, al darte cuenta de que podrías haber elegido de otra manera.

Esta experiencia se convierte en una lección crucial: así como en la tienda de la vida, cada emoción que eliges cultivar en tu corazón tiene un precio. El odio, la ira y el resentimiento solo te roban tu esencia y tu energía. Pero también hay opciones valiosas: amor, compasión, paz y alegría. Estas son las verdaderas inversiones que enriquecen tu ser y alimentan tu espíritu.

La próxima vez que entres en esa tienda de la vida, recuerda que tienes el poder de elegir. Pregúntate: ¿realmente quiero esto? ¿Cómo puedo llenar mi corazón de cosas que me nutran y me hagan crecer? Así, aprenderás a invertir sabiamente en tu propio bienestar y en el de los demás

El sendero




He caminado por este sendero,
con los pies descalzos,
sentido el frío de la noche y el ardor del sol.
Años han pasado como el viento que mueve las hojas,
y, en algún momento, me he detenido a mirar,
como un pájaro que contempla el río desde el aire,
preguntándome cuál es su curso,
hacia dónde lleva sus aguas.

La juventud, como una fragancia,
se ha desvanecido del jardín,
y ahora el alma suspira por el descanso,
por la paz que solo la verdad otorga.
Recuerdo los días de mi infancia,
las sonrisas de aquellos que moldearon mi ser,
los colores que pintaron mi horizonte,
como un sol dorado que cae en el ocaso.

El ritmo vertiginoso de la vida se ha desacelerado,
y me siento en la orilla del tiempo,
viendo cómo las olas llegan,
una tras otra,
llevándose consigo la arena de los años.
Y me pregunto: ¿Cuál es el propósito de todo esto?
¿Por qué el dolor y la alegría danzan juntos en mi corazón?

A veces, el dolor se sienta a mi lado,
como un viejo amigo no deseado,
y me cuenta historias de días pasados,
de lágrimas derramadas en noches silenciosas.
Me he visto atrapado en la telaraña de la soledad,
envolviéndome con suavidad,
hasta que mi corazón ha gemido,
como un pájaro enjaulado que anhela el vuelo.

Pero he muerto y renacido mil veces,
cada amanecer es un susurro de amor divino,
una promesa de resurrección.
En cada mirada, en cada gesto,
he visto a los ángeles sonreírme,
y también he sentido el rugido de los demonios,
cuando el ego ha inflamado mi pecho.
Ambos, el ángel y el demonio,
son espejos de mi propio ser,
reflejando las facetas del alma en su búsqueda.

Y ahora, en mi despertar,
he dejado de buscar afuera.
El viaje es hacia adentro,
donde el misterio susurra y la verdad descansa.
Soy un libro que aún escribe sus páginas,
cada día una nueva historia,
cada momento una lección,
cada respiración, un recordatorio
de que la vida es un regreso al Amor

"Cocodrilos, Desinformación y Ecosistemas: Una Reflexión Sobre el Equilibrio y el Sensacionalismo"




En tiempos de crisis climática, los animales no solo enfrentan la destrucción de sus hábitats, sino también el juicio erróneo de la opinión pública. La reciente situación en Costa Rica, donde se sugirió erróneamente que un cocodrilo fue responsable de una tragedia, ha puesto de relieve los efectos del sensacionalismo y la desinformación, en dicha información se hace entender que el oficial muere por causa del ataque de un cocodrilo cuando en realidad muere ahogado, el hecho se dio a principios de este mes, pero la noticia cobra vida en estos días, en que ha habido varios avistamientos de cocodrilos en playas y zonas cercanas a los habitas de estos animales, me parece importante dar algo de contexto sombre la situación.

En tiempos de crisis climática, los animales no solo enfrentan la destrucción de sus hábitats, sino también el juicio erróneo de la opinión pública. La reciente situación en Costa Rica, donde se sugirió erróneamente que un cocodrilo fue responsable de una tragedia, ha puesto de relieve los efectos del sensacionalismo y la desinformación.

Cuando la verdad es eclipsada por el amarillismo, no solo se perjudica la percepción pública, sino que también se amenaza la preservación de especies clave. En el reciente caso del guarda parque fallecido, muchos titulares omitieron hechos importantes, contribuyendo a una narrativa de miedo hacia los cocodrilos
Lo primero es el tema de la situación climática que vivimos, Costa Rica y otros países están siendo afectados por el fenómeno de El Niño, este fenómeno ocurre cuando Sucede cuando la temperatura superficial del mar del océano Pacífico ecuatorial se enfría por debajo del promedio (-0.5 grados Celsius). A esto se le agrega los factores de cambio climático y calentamiento global, su desarrollo e intensidad tienen la capacidad de cambiar el clima en la atmósfera y provocar desastres naturales, como inundaciones, sequía, incendios, deslizamientos de tierra, entre otros.

A esta situación le sumamos, la invasión de sus territorios, por los humanos, Actualmente, la destrucción o modificación de hábitats naturales es la principal amenaza a la cual están sometidos las poblaciones de cocodrilitos, los desarrollos urbanísticos y hoteleros, la expansión de los territorios de la actividad agrícola y ganadera, favorecen el desplazamiento de los cocodrilos a otras zonas como playas y zonas pobladas.
Pero para que son útiles los cocodrilos? Según estudios hechos por las universidades UCR Y UNA, los cocodrilos en su papel como depredadores clímax, contribuyen al equilibrio de las redes tróficas en ecosistemas acuáticos y promueven la riqueza biológica en ellos.
Además, estos reptiles favorecen el reciclaje de materiales y nutrientes en esos sistemas de muchas maneras. Al ser animales grandes, relativamente conspicuos, pueden ser monitoreados y empleados como especies indicadoras.
De hecho, algunos investigadores los han sugerido como especies centinela, que podrían utilizarse al ser susceptibles o estar más expuestos a peligros, como contaminación o cambios en el ecosistema acuático.

La rápida recuperación de sus poblaciones permite emplearlos también para evaluar las medidas de conservación y protección ambiental en una localidad o región.
Pero, quizás su rol más evidente es el de servir de atracción a la industria turística. El cocodrilo, sin duda, es una de las especies más buscadas por los miles de turistas que año a año visitan nuestro entorno natural, por lo que contribuyen a la economía nacional y local.
El mejor ejemplo de ello se observa en todo el comercio asociado al tema cocodrilo. Que se ha generado en los alrededores del puente sobre el río Tárcoles o en el pueblo del mismo nombre, donde el avistamiento de cocodrilos es una de las actividades que más réditos económicos produce.

Aunque estos reptiles siempre han estado en nuestro medio y se debe respetar su hábitat, hay quienes piensan que hay que reducir su población. Bien se sabe que somos las personas que hemos invadido su hábitat, lo que hace que se desplacen a otras zonas e incluso a centros de población donde a menudo se deben reubicar.
Según los internautas y grupos en redes sociales existe una sobrepoblación de cocodrilos, debido a la ley de conservación de vida silvestre emitida en los años 60, que prohibió su caza, ya que la cacería llevó la especie al borde de la extinción.

La percepción de la gente es que existe sobrepoblación, pero la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) tiene al como una especie con poblaciones vulnerables. En el caso de nuestro país existen escasos estudios que determinen la cantidad de reptiles por kilómetro cuadrado y su capacidad de alimentación en estos espacios.
Por otra parte, esta los tours donde se llevan a turistas ver cocodrilos y incluso se permite la alimentación de estos, son factores que hacen que estos reptiles busquen involucrarse más con el ser humano.

Actualmente, la destrucción o modificación de hábitats naturales es la principal amenaza a la cual están sometidas las poblaciones de cocodrilitos. La protección de hábitats acuáticos como humedales, determinará en gran medida el futuro de la conservación de cocodrilos

Los cocodrilos son depredadores tope de la cadena alimenticia y evidentemente las personas no saben las consecuencias ecológicas que genera la eliminación de un depredador tope en los ecosistemas.
La verdadera solución a estos conflictos no reside en cazar animales, sino en educar a las comunidades sobre la importancia de coexistir con la fauna. La educación ambiental debe ser nuestro faro, iluminando el camino hacia una convivencia más armónica con el entorno

Al final del día, los cocodrilos y otros animales desplazados no son nuestros enemigos. Son víctimas de un entorno cambiante al igual que nosotros. Depende de cada uno de nosotros decidir si seremos parte del problema o de la solución

Amor más allá de la Tolerancia

 











"En estos tiempos de conflicto, especialmente cuando miramos a regiones como Medio Oriente, es fácil caer en el ciclo del juicio y la intolerancia. Sin embargo, es en estos momentos cuando más necesitamos recordar que el amor verdadero es la única respuesta que puede traer paz y sanar las heridas de la humanidad. Quiero compartir una reflexión personal que escribí hace un tiempo, con la esperanza de que resuene en los corazones de aquellos que buscan una solución más profunda, más allá de la violencia y el odio."


Hace un tiempo, me encontré investigando sobre una corriente religiosa que ha ganado cierto auge en los últimos años. Comencé mi búsqueda leyendo un artículo sobre la tolerancia religiosa, con el firme propósito de mantenerme objetivo e imparcial. Conversé con algunas personas para ampliar mi perspectiva y pronto me vi reflexionando sobre lo que realmente significa tolerar las creencias ajenas.
La definición común de tolerancia religiosa dice: “La tolerancia religiosa significa respetar y aceptar la existencia de otras formas de vida, creencias e ideas, o incluso la no creencia en ninguna religión”.


En este mundo tan diverso y plural, la verdadera tolerancia exige que individuos e instituciones reconozcan esta diversidad y se abstengan de imponer sus dogmas más allá de su comunidad de fe. Cada sistema de creencias tiene su lugar y su validez para quienes lo practican, pero no debe ser utilizado para controlar o influir en quienes no comparten esa visión.
Mientras meditaba sobre esto, me dije a mí mismo: "¿Estoy siendo prejuicioso?" Y fue entonces cuando algo en mi interior respondió: "El juicio es una distracción". Una distracción que nos aleja del verdadero propósito que nos une como seres humanos, como hijos de Dios: el amor. No es el juicio lo que nos guía, sino el amor verdadero, aquel que no busca imponer, sino comprender, aquel que respeta sin esperar nada a cambio.


Me resulta fascinante cómo la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece con claridad que toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión. Este derecho incluye la libertad de cambiar de creencias y de manifestar su religión de manera individual o colectiva, ya sea en público o en privado. Sin embargo, creo que este concepto de tolerancia se queda corto. No es suficiente simplemente aceptar la existencia de otras creencias; debemos ir más allá.
Más que la tolerancia, es el amor lo que realmente puede transformar nuestras vidas y las de quienes nos rodean. El amor no busca imponerse ni controlar; no se limita a aceptar diferencias, sino que las abraza. Es la prueba más pura de nuestra naturaleza divina. Al final, lo importante no es si colocamos la cama de un lado o del otro, ni si creemos que el aroma de una flor puede curar. Tampoco importa si nos consideramos profetas, apóstoles, chamanes o gurús. Lo único que trasciende es el amor.

Al recordar las palabras de un antiguo texto, resuena en mi corazón:
"Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, soy como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, pero no tengo amor, nada soy. El amor es paciente, bondadoso; no tiene envidia, ni se jacta, ni es arrogante. No busca lo suyo, no se irrita, ni toma en cuenta el mal recibido. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser".

Al leer estas palabras por primera vez, me prometí que mi religión sería el Amor Verdadero. Mi objetivo en la vida sería aprender a amar en su sentido más profundo. Hoy comparto contigo esta reflexión para que, al igual que yo, no te distraigas. A menudo me doy cuenta de que, incluso con las mejores intenciones, me pierdo en trivialidades. Soy ese metal que resuena sin propósito, porque, en el fondo, lo que realmente nos hace vivir y ser es el Amor, y Dios es Amor, sin importar el nombre que le demos.

Vivimos en un mundo lleno de distracciones, de entretenimientos que nos roban la paz y nos hacen perder de vista lo que verdaderamente importa: ser felices y vivir en amor. Nos olvidamos de que nuestra meta principal en este viaje es unirnos en esa energía divina que es el Amor, que todo lo abarca y todo lo transforma.

He visto a la gente buena mirar hacia atrás y estar satisfecha de estar en el camino.

 







No sé si te ocurre lo mismo, pero al mirar en retrospectiva, noto cómo las personas entran y salen de nuestras vidas, siempre dejando una huella, una mezcla de luz y sombras. Algunos han partido de este plano físico, otros se han desvanecido en el tiempo, y algunos aún permanecen cerca. Pero la mayoría ha influido en nuestro crecimiento: nuestros maestros, nuestra familia, los amigos, las
parejas, incluso escritores, políticos, actores o músicos. Todos, de alguna manera, nos recuerdan cuál es nuestro camino.


Son personas que han escrito sus iniciales con amor en el libro de mi vida. Al mirar atrás, pienso en el peregrinaje que es vivir: un viaje solo de ida, siempre hacia adelante, aunque a veces parezca que retrocedemos. Pero hoy no quiero hablar de retrocesos; quiero compartirte el milagro y la belleza de Dios que se refleja en cada uno de nosotros. Somos espejos del amor divino, aunque a veces empañados por nuestros egos. Te invito a detenerte y observar a tu alrededor: en tu familia, tu comunidad, tu lugar de trabajo. Si miras con atención, encontrarás a los que llamo Santos Urbanos, la sal y la luz del mundo.


Uno de ellos es Dobri Dobrev, un anciano búlgaro de 98 años que perdió la audición en la Segunda Guerra Mundial. Cada día camina 10 kilómetros hasta Sofía, donde pide limosna. Lo que pocos saben es que ha donado hasta el último centavo, más de 40.000 euros, a orfanatos y servicios sociales, mientras él vive de una pensión estatal de 80 euros.

Otro ejemplo es Rigo, un hombre de mi comunidad que, tras perder a su esposa hace 25 años, ha cuidado solo de sus tres hijos, todos con discapacidades severas. Hoy, sus hijos tienen entre 40 y 50 años, y él, con 75, sigue levantándose cada mañana con una sonrisa, bañando y alimentando a sus hijos antes de ir a trabajar. Sus compañeros aseguran que nunca lo han visto enojarse.

Y luego está el chofer de autobús de mi ruta, quien después de un largo día de trabajo nos regalaba risas y alegría, haciendo que el viaje rutinario se sintiera como un tour por París. A pesar del cansancio, lograba que nadie quisiera bajarse del autobús.
He visto a la gente buena mirar hacia atrás y estar satisfecha de estar en el camino. En el camino del Amor.

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