Imagina que al nacer, se te entrega un millón de dólares, libre de impuestos, como un regalo para tu vida. Este dinero representa tu espíritu, tu capacidad de amor y todas las experiencias que puedes adquirir a lo largo de tu camino. Con esa fortuna, entras a una vasta tienda, donde cada rincón está lleno de oportunidades y elecciones.
Al principio, todo parece tentador. Te encuentras con cortinas de colores brillantes, pero al acercarte, te das cuenta de que son horribles y de mal gusto. Sin embargo, decides comprarlas por diez mil dólares. Sientes que estás tomando una decisión, aunque en el fondo sabes que no es lo que realmente deseas.
Luego, pasas a la sección de automóviles. Allí, encuentras un coche que no funciona, en pésimas condiciones, y decides adquirirlo. Te convencen las promesas de que, con el tiempo, podrás arreglarlo. Sigues adelante, gastando tus recursos en cosas que no te brindan satisfacción ni felicidad.
En la siguiente tienda, te sientas a comer en un restaurante donde te sirven una comida mal preparada y fría. Aun así, pagas sin cuestionar, pensando que es lo que mereces. Con cada compra, tu corazón se va llenando de cosas que te dañan: rencores, miedos, celos y angustia.
Al final de tu vida, al revisar lo que has acumulado, te das cuenta de que has desperdiciado tu millón de dólares en objetos y experiencias que no solo no te han hecho feliz, sino que te han estancado. Mirando a tu alrededor, sientes un profundo vacío y una tristeza, al darte cuenta de que podrías haber elegido de otra manera.
Esta experiencia se convierte en una lección crucial: así como en la tienda de la vida, cada emoción que eliges cultivar en tu corazón tiene un precio. El odio, la ira y el resentimiento solo te roban tu esencia y tu energía. Pero también hay opciones valiosas: amor, compasión, paz y alegría. Estas son las verdaderas inversiones que enriquecen tu ser y alimentan tu espíritu.
La próxima vez que entres en esa tienda de la vida, recuerda que tienes el poder de elegir. Pregúntate: ¿realmente quiero esto? ¿Cómo puedo llenar mi corazón de cosas que me nutran y me hagan crecer? Así, aprenderás a invertir sabiamente en tu propio bienestar y en el de los demás
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