Y
hoy he escuchado a un señor, un señor encantador, que decía que la
felicidad es la ausencia de un miedo. Y entonces me he dado cuenta de
que últimamente, yo ya no tengo miedo. Librarse del miedo es como
quitarse la ropa delante de alguien mostrarse tal cual, a veces cuesta,
pero cuando empiezas lo único que tienes que hacer es seguir, sin dudar,
y de repente te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece, ha
desaparecido, como esa ropa que un día dejas de usar y que se ha
deslizado hasta el suelo.
Nos empeñamos en buscar la felicidad cada
día y no nos damos cuenta de que es ella quien tiene que encontrarnos, y
eso será donde menos te lo esperas, en el colegio, en el supermercado o
en mitad de una boda. Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo,
que el final de un camino sólo es el principio de otro, y lo único
importante es la persona que escoges para que camine a tu lado. Y
esconderse es lo que menos te importa, lo que te importa es que estás
tocando con la yema de los dedos eso que has estado soñando toda tu
vida, y ya sólo importa el hoy, el presente y lo que queda por venir
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