sábado, 22 de enero de 2022

El árbol.

 

 

 


 

 

 

En la cadena de la especie el árbol es un logro en sí mismo, en muchas culturas, ha representado al hombre, en la fe judío-cristiana se menciona desde el génesis al apocalipsis.

Es una escultura viviente, el árbol es un desafío a la gravedad su tendencia perenne hacia las alturas, en un infinito camino a luz, al cielo, Jesús se refería a sí mismo como un árbol de vida, cuyo fruto es eterno, pues el árbol es el único ser en movimiento perpetuo hacía en cielo.

 

Si observamos los árboles centenarios, pensemos en cuantos embates han sufrido año con año, en el invierno el frio y el peso de la nieve, la alegría y color de la primavera, los cálidos veranos en ocasiones azotados por las llamas y la sequía y finalizando con el otoño el sentir d renovador, el desapego, hasta que caiga su última hoja, para iniciar un ciclo más en su eterno crecimiento a lo celestial.

 

Cada vez más cerca de la luz, su mirada siempre en las alturas, su único deseo crecer, despacio sin prisa, conforme se expone a la luz su follaje aumenta, cuando sus hojas caen se mesclan con diferentes sustancias y organismos para formar los suelos de donde resúrgela vida, de la que el mismo es su monumento resistiendo los golpes de las tormentas y la sequias.

 

Es de esta forma que el árbol cumple con su propósito, esta analogía, es imagen para nosotros, pues nuestro propósito es crecer, a pesar de los obstáculos, fluyendo al cielo, permitiendo que la luz sea en nosotros, enraizados en el amor, sobre el suelo firme de lo eterno, podando nuestro ser del odio, los celos, el resentimiento, en fin del no amor, permitiendo que la felicidad, la humildad, la paz y toda bondad aniden en nuestras ramas, al sombra de nuestro follaje es posible que otras especies y otros árboles crezcan, y su ves los demás contribuyen a nuestro crecimiento, seamos ese árbol que da fruto a su tiempo y donde se ven protegidos los demás, pues es de tronco firme y crese en buen terreno, regado por el roció del Amor.

 

Vivimos momentos decisivos para cada uno y para la humanidad debemos mantener una actitud de árbol firme sumergiendo nuestras raíces en el suelo fértil del Amor Verdadero, viviendo el presente siendo ese ser que da frutos todos los días del año y que pese a los acontecimientos decide crecer a las alturas

 

 

Que el amor sea en ti

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Generaciones enteras vivirán por lo que ha hecho

  En el otoño de mi vida, me siento un escéptico. Y en cierto modo lo soy. El lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Pero de al...